Cuando se habla de duelo nuestro pensamiento automáticamente se dirige a la pérdida de un ser querido porque es la que más dolor provoca al ser humano y es cierto, yo también creo que es la peor pérdida que sufrimos las personas. Duele mucho perder a un padre, una madre, un hijo, un marido, un hermano, un gran amigo…. Sólo de pensarlo se nos pone el vello de punta. Pero hay muchas más pérdidas que nos hacen sufrir el duelo más o menos dolorosos pero al fin y al cabo se sufre el proceso de duelo. Hay duelos sociales como los ocurridos cuando se sufre el desempleo o cambio de status o una jubilación entre otros. Hay duelos personales cuando perdemos esa estima tan necesaria para vivir emocionalmente de forma saludable, o cuando vamos cumpliendo años y perdemos esa juventud tan valorada por casi todos. Y por último los duelos afectivos de los que ya he hablado antes que son ante la pérdida de un ser querido o una separación o divorcio. Todos los que he nombrado y los que me he podido dejar son dolorosos y cuando los sufrimos son lo único importante que tenemos en ese momento.
El duelo es una respuesta psicológica “normal” a la pérdida. Y la emoción que responde a esa pérdida es la tristeza. Eso es automático, cuando aparece la tristeza es porque se ha perdido algo, ya sea el final de unas vacaciones, nuestro hijo se va a la universidad, el adolescente pierde al ídolo que era su padre, pérdida de un amigo… etc.
En este artículo hablaré del duelo ante la pérdida de un ser querido.
Hay formas de pasar este proceso de duelo, todas aceptadas porque es la decisión de la persona que lo está sufriendo. Se pueden convertir en patología e incluso tener necesidad del uso de psicofármacos. Desde el Coaching queremos ayudar a personas a llevar este duelo de forma saludable. ¿Cómo se puede llevar un duelo de forma saludable? Pues desde la aceptación. Es cierto que durante el duelo hay fases de rabia y negación. Poca cabida tiene aquí el aceptar lo acontecido. Y sobre todo hay que aceptar que esa pérdida va a dejar una cicatriz dentro de nosotros, ¿cómo no va a dejar señales la pérdida por ejemplo de un padre? Es irremediable.
Todo tiene su momento y todos tenemos nuestro momento, unos antes y otros después y hay que aceptar ese ritmo. Dicen que el duelo suele durar entre 1 y 3 años. Personalmente no creo en poner fecha de caducidad a una cosa tan personal como es un duelo. Si después de 6 meses se ha reanudado la vida de forma rutinaria y conseguimos recordar al ausente con apenas dolor….. ¿Significa que no lo queríamos o bien que nuestro duelo es inacabado? No, rotundamente no. A cada uno su tiempo.
Hay que seguir la vida recolocando emocionalmente a la persona que se ha marchado encontrándole un lugar apropiado en nuestra vida. Dejando espacio al resto de miembros que comparten nuestra vida y permitiendo continuar la vida de forma eficaz. De este modo sabemos que estamos honrando su memoria sin sentirnos culpables de seguir adelante.
Hay varias fases durante el duelo. Depende de diferentes autores cada uno le ha dado nombre distinto a estas fases. No todos irrevocablemente pasan por todas las fases ni todos dedican el mismo tiempo a cada una de ellas. He estudiado distintas interpretaciones, la que aquí hago referencia es muy básica y sin matices pero desde mi punto de vista más que aceptable.
1.- Fase de shock.– “Esto no me está pasando” “esto es una pesadilla de la que despertaré” “Esto no ha ocurrido”. Estas frases se repiten una y otra vez. Intentamos negar lo evidente, tenemos que protegernos de alguna manera de ese dolor tan grande que no nos permite respirar.
2.- Fase de Rabia.– No estamos preparados para la aceptación. Imposible ¿Cómo voy a aceptar este hecho tan doloroso? Aprovechamos para echarle la culpa a cualquiera, al médico, al sistema sanitario, a Dios, a nosotros, a cualquiera….. por que nos parece una gran injusticia.
3.- Fase de desorganización y desesperanza.– Ya ha entrado irremediablemente la tristeza en nuestra vida pues tomamos conciencia de que lo hemos perdido. En esta fase se le llama también duelo agudo. Aparece el desinterés por lo cotidiano, ganas de llorar, insomnio, pérdida de apetito, aceptación de la pérdida…..
4.- Fase de la resolución del duelo.- Poco a poco nos enfrenta a la nueva situación. Vuelta gradual a las actividades de la vida diaria y reducción por la preocupación por la imagen del fallecido. Durante esta fase se tiene la sensación de recorrer otra vez alguna de las otras fases, pero cada vez, habrá una mejor adaptación desde la tranquilidad y aceptación a la gran pérdida.
Y muy importante, comprender que todas las fases son naturales y evolutivas. Son los pasos necesarios para llegar al final que es tener un duelo resuelto.
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